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“Todo el mundo quiere ser funcionario”. Seguramente hayas oído este mantra a lo largo de estos últimos años. Y es que es cierto; cada vez más personas, especialmente jóvenes, optan por el funcionariado como opción preferente antes que trabajar por lo privado. 

Al fin y al cabo, es lógico, las ventajas de ser funcionario superan por goleada a las de ser un trabajador por cuenta ajena. En esta entrada te enumeramos todas las ventajas de ser funcionario, por si todavía no estabas lo suficientemente convencido.

Estabilidad laboral

Esta es la principal ventaja de conseguir una plaza fija de funcionario: no tener que entregar ni un currículum más en una empresa. En un país con una precariedad laboral y temporalidad tan desmedida como es España, tener estabilidad laboral es, penosamente, casi un privilegio. Nada de ceses inesperados, saltos profesionales arriesgados ni temores por ganarse un despido; ser funcionario es el súmmum de la estabilidad laboral. Incluso si te coges una excedencia, siempre tendrás tu puesto asegurado al incorporarse en tu puesto de trabajo.

Es, precisamente, la estabilidad laboral el principal factor que le permite a una persona instalarse en un lugar, comprarse una casa, formar una familia y desarrollar cualquier proyecto de vida a medio o largo plazo. Saber que tendrás una fuente de ingresos estable y totalmente segura al margen del mercado laboral a lo largo del resto de tu vida da una tranquilidad inmensa.

Jornada laboral fija

Si bien, en este aspecto, hay diferencias entre el personal funcionario y el estatutario, la jornada laboral de un funcionario no está sujeta a cambios inesperados ni a los vaivenes de sus superiores. Además, nunca tendrás que trabajar en horario partido, sino que toda tu jornada laboral será intensiva. Si además tienes la suerte de trabajar en la Administración, probablemente entres por la mañana y termines tu jornada laboral a la hora de almorzar.

Esta es otra ventaja indiscutible del funcionariado en comparación con la empresa privada, especialmente si hablamos de la hostelería y el turismo. A diferencia de la empresa privada, a un funcionario no lo marean con cambios de horario, no tiene que trabajar en horas intempestivas y puede planificar sus días libremente sin preocupación alguna.

Vacaciones y asuntos propios

Los funcionarios tienen derecho a disfrutar de 22 días hábiles de vacaciones al año, algo parecido a los trabajadores por cuenta ajena. Sin embargo, es común que en el sector privado se les pongan impedimentos a los trabajadores para disfrutar de todos los días de vacaciones cuando ellos quieran. Siempre hay fechas que vienen mal, en las que hay mucha carga de trabajo, en las que simplemente no es posible… 

Si eres funcionario, los días de vacaciones que tú escojas serán intocables. Además, un plus de ventajas para los funcionarios es que pueden ir acumulando días de vacaciones por antigüedad. Cada 5 años, al cómputo de vacaciones de un funcionario se le suma un día más, con un máximo de 4 días adicionales. Por si fuera poco, además de estos días de vacaciones, los funcionarios pueden disfrutar de hasta 6 días de asuntos propios que, con la antigüedad, se convierten en 9.

Es decir, un funcionario puede disfrutar de un mes entero al completo ininterrumpido de vacaciones. Y si eres profesor y tienes suerte, tendrás 190 días de vacaciones anuales, ¡más de la mitad del año sin ir a trabajar!

Ascenso y movilidad profesional

Algunas voces critican que el trabajo de los funcionarios puede llegar a ser aburrido y que no hay progresión profesional, ¡y nada más lejos de la realidad! Si un funcionario así lo quiere, puede ascender por promoción interna siempre que cumpla con los requisitos de la vacante libre y que acumule puntos suficientes. Además, estos ascensos siempre vienen acoplados de una mejora salarial sustancial, algo que no siempre ocurre en el sector privado.

Y no solo eso; la Administración Pública funciona en todos los rincones de España, por lo que los funcionarios pueden solicitar un traslado para ocupar una plaza en otro destino que prefieran.

Conciliación de la vida laboral y personal

Las buenas condiciones del trabajo de un funcionario y sus ventajas traen una capacidad excelente de conciliar la vida laboral y la personal. Siendo funcionario, rara vez vas a llevarte trabajo a casa, nadie te va a molestar con encargos fuera de tu horario de trabajo, las vacaciones se te van a respetar como un sacramento, no saldrás con estrés de tu puesto… entre otros muchos condicionantes que favorecen un equilibrio sano y ventajoso entre lo laboral y lo personal.

Salario competitivo

En la mayoría de contratos que se firman en el sector privado figura el salario mínimo interprofesional. A lo largo de esta última década la brecha entre los salarios del sector público y privado se ha ido agrandando para dicha de los funcionarios. Así pues, muchos puestos del grupo E o C no podrán jactarse de cobrar un salario excepcionalmente suculento, pero sí tienen la seguridad de que ganan más que en el sector privado.

Además, al salario base de los funcionarios hemos de sumarle el de todos los complementos correspondientes como el de destino, el de productividad, los trienios por antigüedad, entre otros. Con el paso de los años, el salario de un funcionario va mejorando con creces. Y si haces unas oposiciones A, ¡tu salario será muy superior al de cualquier trabajador medio de la empresa privada!

Jubilación asegurada

Se habla mucho últimamente de que los jóvenes no tendrán pensiones en el futuro. ¡Y viendo la tasa de natalidad y las abultadas pensiones de la generación boomer es muy posible! Sin embargo, antes de que la hucha de las pensiones termine de quebrarse, el último bastión de una pensión por jubilación medianamente decente será el funcionariado, ya que está al abrigo del Estado.

Además, si eres funcionario, no podrán despedirte hasta el día en el que te jubiles (a no ser que te pongan un expediente disciplinario por motivos muy graves), por lo que no debes tener miedo a quedarte sin trabajo cuando alcances una edad avanzada. En el sector privado, por desgracia, es común prescindir del personal más avejentado por diversos motivos, lo que afecta seriamente al monto final de su jubilación. Al ser funcionario, no tienes que preocuparte por el dinero que vayas a percibir en tu vejez.

Bajas médicas

Puede sonar un poco feo, pero es verdad: no es lo mismo cogerse una baja médica trabajando en el sector privado que en el sector público. En muchas empresas privadas está mal visto cogerse una baja médica, especialmente cuando es de larga duración, y en más de una ocasión pueden acarrear un despido o un clima laboral enrarecido.

Sin embargo, en el sector público las bajas médicas son relativamente comunes y más fáciles de conseguir que para un trabajador por cuenta ajena. Además, si eres funcionario y estás de baja médica, la Administración no cuestionará tu dolencia en ningún momento. Hay funcionarios que incluso concatenan bajas médicas continuas durante todos los años.

Asimismo, en términos sanitarios, muchos sanitarios pueden optar por cobertura sanitaria gratuita por un hospital privado (MUFACE), un beneficio infrecuente para los trabajadores de la empresa privada, que se lo tienen que pagar aparte de su sueldo.

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